domingo, 23 de diciembre de 2012
lunes, 7 de mayo de 2012
GRANDES FIGURAS DEL ATLETISMO
Después de
haber corrido un maratón, parece como que tengo una cierta
curiosidad por saber más sobre esta prueba. Empecé con la crónica
de mi experiencia en A Coruña 42, como análisis personal. Luego
inicié la búsqueda en Internet y dado que correr está de moda, os
hablé del reportaje que apareció este fin de semana en el País
Semanal, con la crónica de la participación en una Maratón.
Reconozco que sobre atletismo, sé muy poco…. y sí me dices que
sabes de Arconada: “Pues…te diría que fue un portero…”
¿Pero no conoces al corredor….?
Pues sí, se llamaba José Arconada Ramos, fue un atleta español que
destacó en la prueba de ochocientos metros. Incluso consiguió una
medalla de plata…bueno eso es tema para otro día…
Pero leyendo, leyendo me he encontrado con un atleta que curiosamente
tiene la misma nacionalidad que el vencedor de la prueba de A Coruña,
su historia es impresionante.
Por
lo tanto hoy voy comienzo con la primera entrega de personajes que
han marcado la historia del Atletismo o lo voy a intentar. Perdonar
que lo haga por partes, pero el tiempo no me cunde para todo. Mi
mujer siempre me dice que suelo implicarme en tantas cosas que al
final acabo estresado. Bueno lo dicho hoy os quiero hablar de un
atleta etíope, me ha gustado su historia y por eso la quiero
compartir con vosotros, se trata de:
El atleta etíope
de carreras de fondo y maratón figura con letras de oro en los
anales de los Juegos Olímpicos, por su espectacular actuación en
Roma 1960, donde ganó el oro y logró la mejor marca hasta el
momento. Ya se ha cumplido medio siglo desde que el primer atleta
africano ganó un maratón olímpico.
Pero no sólo eso,
sino que lo hizo a pies descalzos y con la mejor marca hasta 1960. Su
nombre es “ Abebe Bikila “.
En los maratones
no existen los récords, sino mejores marcas, la razón es que todos
los circuitos son distintos y con diferentes altimetrías. Esa vez en
los Juegos Olímpicos de Roma, este delgado etiope registró dos
horas, quince minutos, 16 segundos y dos décimas para los 42
kilómetros con 195 metros.
Nadie lo podía
creer, y hoy hasta en Youtube se le puede ver corriendo descalzo.
Pero no sólo resaltó en Roma 1960, porque en el siguiente ciclo, en
Tokio 1964, volvió a triunfar, claro que esa vez lo hizo con
zapatillas, y de nuevo rebajando la marca mundial, ahora a 2:12’11”,
con lo que se convirtió en el primer atleta en consagrarse con la
medallas de oro olímpicas en esta dura disciplina dos veces
seguidas.
Bikila nació el 7
de agosto de 1932 en Jato, un pequeño pueblo etíope cercano a la
ciudad de Mendida. A diferencia de otros muchos africanos, Abebe no
descubrió que era bueno para correr en su camino al colegio, pues no
aprendió a leer hasta los 14 años. Desde temprana edad, tuvo que
ayudar en el campo a su padre, quien era campesino y pastor.
Miembro de una
numerosa y pobre familia del sur de Etiopía, Bikila se enroló en el
ejército cuando contaba sólo con 17 años de edad. Fue una salida
fácil para encontrar el diario sustento.
Los integrantes de
la Guardia Imperial tenían fama de resistentes, pero Bikila sólo
había corrido de manera esporádica, más como una forma de
sobrevivencia.
Entonces, el destino lo puso en manos del talentoso entrenador Onni Niskanen, finés de nacimiento pero nacionalizado sueco, éste había sido contratado por el gobierno etiope para preparar a los potenciales atletas del país. Onni supo tener la paciencia y la sensibilidad necesarias para transformar a este diamante en bruto en una preciada joya.
Sobre la base de novedosos entrenamientos, fortalecidos con baños sauna, ejercicios de baloncesto y largas carreras en carreteras, el estilo de Bikila se transformó en una máquina perfecta de devorar kilómetros.
Entonces, el destino lo puso en manos del talentoso entrenador Onni Niskanen, finés de nacimiento pero nacionalizado sueco, éste había sido contratado por el gobierno etiope para preparar a los potenciales atletas del país. Onni supo tener la paciencia y la sensibilidad necesarias para transformar a este diamante en bruto en una preciada joya.
Sobre la base de novedosos entrenamientos, fortalecidos con baños sauna, ejercicios de baloncesto y largas carreras en carreteras, el estilo de Bikila se transformó en una máquina perfecta de devorar kilómetros.
Según cuentan
algunas crónicas, el momento clave para su inicio en profesional en
el deporte fue cuando vio a un grupo de compatriotas suyos desfilar
por el Palacio del emperador Haile Selassie I con la equitación
oficial de su país. Cuando se enteró de que eran atletas olímpicos
de su país, que habían participado en Melbourne´56, quiso ser uno
más de ese equipo.
En 1956 comenzó a
destacarse en del atletismo, ya que participando en el campeonato de
las Fuerzas Armadas ganó el maratón y batió los récords de las
competencias de 5.000 y 10.000 metros venciendo a Wami Biratu, la
estrella del momento y su amigo. Pese a gozar de cierto
reconocimiento en su país fuera de el no lo conocía nadie y
curiosamente no fue seleccionado para los juegos olímpicos.
Pero el destino fue caprichoso y con
Bikila lo fue. Una lesión jugando al fútbol de uno de los miembros
del equipo (Wani Biratu) de maratón permitió su inclusión. Él no
desaprovecharía el regalo que le hicieron…y lo demostraría en
Roma…
Cuando en Roma
1960 Abebe consiguió colgarse su primer oro en el maratón, le
preguntaron cuántas carreras había ganado antes de esa. Y él
respondió: “Sólo una. En Etiopía hay un corredor que siempre me
gana, Wami Biratu”. Exageró…
Pero la victoria a
la que se refería la consiguió precisamente en la segunda carrera
etíope de clasificación para esos Juegos Olímpicos. Wami se
escondió detrás de un árbol y esperó a que Abebe le adelantase.
Pactaron su triunfo, pues Biratu ya había conseguido clasificar para
correr en Roma en los 10.000 metros, ya que sólo podía haber un
participante del mismo país en la categoría. Y preferían acudir
los dos amigos a la Ciudad Eterna.
Allí, Abebe
comenzó a escribir su leyenda, en parte gracias a la generosidad de
su gran amigo Biratu, que le facilitó su participación.
Y allí estaba
nuestro héroe…
ABEBE BIKILA-(2ª parte)
Y allí estaba
nuestro héroe, con sólo dos maratones a sus espaldas unas
zapatillas muy desgastadas y con muchas ganas de correr. Salió a
probarse unas de la marca Adidas, el sponsor oficial de la prueba.
Quedaban pocos pares y no había manera de conseguir unas que se
adaptase a sus pies. Cuando el médico de la prueba examinó sus
pies, dijo que tenía una piel tan dura, que parecía el neumático
de un camión. Al final no le quedó otra opción que correr descalzo
porque las zapatillas le molestaban los pies y le producían
ampollas.
Allí, descalzo,
no pasó inadvertido. Sus rivales desconocían que el etíope había
ganado la prueba de selección con un tiempo de 2 horas y 23 minutos,
un crono mejor aún que el de Alain Mimoun, medalla de oro en 1956. Y
Bikila no se dejó impresionar ni por los comentarios aduladores, ni
por sus adversarios.
La “otra
historia” dice que el técnico sueco Niskanen descubrió, que
Bikila no corría por gusto descalzo, sino que lo hacía porque se
sentía mejor y más seguro.
El entrenador optó por estudiar los tiempos de su atleta, tanto con zapatillas como corriendo sin ellas, y comprobó que Bikila sí era más rápido sin zapatillas.
El entrenador optó por estudiar los tiempos de su atleta, tanto con zapatillas como corriendo sin ellas, y comprobó que Bikila sí era más rápido sin zapatillas.
Antes de salir, su
entrenador le había dicho que los mejores corredores, eran el ruso
Sergei Popov, la estrella del concurso y un marroquí, además le
hizo memorizar los números que llevarían en sus dorsales todos
posibles rivales.
La carrera partió,
a última hora de la tarde, para evitar las altas temperaturas del
verano romano, desde el Campidoglio, colocándose entre los
primeros, junto a Popov, el receptor de todas las miradas.
Bikila es un joven de 28 años, con
tez morena, cabello crespo, cabeza pequeña y rostro afilado; piernas
eternas, dentadura deslumbrante, ojos negros y brillosos, con una
enorme resistencia física.
A mitad de la
carrera, y cuando el crepúsculo caía, se puso a la cabeza de la
carrera recordando los números que había memorizado, cuando de
repente un corredor con el número 185 lo alcanzó y lo pasó. Abebe
lo dejó, porque no lo consideraba una amenaza. No estaba en la
“lista peligrosa”. El rival aceleró el paso, se dio la vuelta y
lo miró raro, como preguntándose quién es este desconocido. El
etíope siguió corriendo para no perderle pisada. Pensativo se dio
cuenta de que Rhadi no estaba usando el número 26 de dorsal, sino el
185, para confundir a sus rivales.
En aquella época
no iban cargados de geles como ahora, y la mayoría apenas bebían
líquidos, pese a todo sorprende saber que nuestro protagonista, sólo
perdió 350 gramos de peso en esta carrera, cuando un maratoniano de
la época suele perder como promedio cuatro kilos.
Bueno volviendo a
la carrera, nuestro héroe ya se había negado tres veces a tomar
líquidos y cuando le ofrecieron la cuarta botella, la cogió y acto
seguido decidió tirarla sin siquiera haberse mojado los labios. El
cansancio se hacía notar, y Bikila seguía firme. La noche ya había
caído, a ambos lados de la calzada la guardia italiana portando
antorchas se encargaba de iluminar el recorrido y le daba a la prueba
una belleza especial. Ya había pasado toda la vía Appia Antigua y
la tumba de Cecilia Metella. Y cuando estaba ya a la altura del
Obelisco Axum (Piazza di Porta Capena), un monumento etíope de 24
metros de altura que fue robado por las tropas romanas al terminar la
segunda guerra italo-Abisiana; nuestro atleta al verlo, sintió que
sus piernas cobraban una fuerza especial. Abebe no tenía frenos. Ese
emblema lo enloqueció y le sacó una fuerza interior que ni él
sabía que llevaba dentro de su cuerpo. El obelisco lo transportó
hacia la meta, situado a los pies del arco de Constantino, donde los
jueces agitaban los brazos y la mayoría de los espectadores gritaban
asombrados. El marroquí había quedado atrás, pero el siguió
corriendo unos cuantos metros más, como si hubiera pensado que la
llegada estaría un poco más lejos. Su rostro no mostraba ni un
vestigio de cansancio, al contrario, aceleró el paso entre la
multitud y rechazó a quienes se ponían a su paso para felicitarlo.
Hasta que su capitán se acercó a él, le miró a los ojos y le
dijo: “Ganaste”. Desconfiado, Bikila le contestó “seguramente
alguien tomó el camino más corto y llegó antes que yo”.
Al final aceptó la verdad de los
hechos. Su cuerpo liviano estaba saltando por el aire. Adebe, el
nombre que significa “la flor que crece”, había floreciendo.
¡¡¡Un corredor que corre
descalzo¡¡¡…
ABEBE BIKILA-(3ª parte)
¡¡¡Un corredor
que corre descalzo¡¡¡…
Ése fue el hecho
que asombró al mundo: un atleta del continente más pobre del mundo
y en plena descolonización ganaba descalzo el maratón olímpico de
Roma 1960.
Y no sólo había
ganado el oro, sino que había causado enorme revuelo al mejorar por
casi ocho minutos el récord olímpico, dejándolo en 2 horas, quince
minutos, 16 segundos y dos décimas
En Italia, el
etíope se dio a conocer y dio su primer gran golpe al quedarse con
el maratón con 200 metros de ventaja, siendo el primer africano en
conseguir una medalla dorada.
Cuando le
preguntaron porque corría sin zapatillas, dijo a la prensa: “Quería
que el mundo supiera que mi país, ETIOPÍA, ha ganado siempre con
determinación y heroísmo”. La frase quería hacer referencia a un
hecho que su país no había olvidado que en 1935 Benito Mussolini y
sus tropas salían del famoso Arco de Constantino, en Roma, para
conquistar Addis-Abeba, la capital de Etiopía y el había conseguido
una victoria para su país en el punto de partida de la expedición
invasora.
Por eso la hazaña
del corredor trascendió el terreno deportivo y se adentró en el más
puro nacionalismo africano, convirtiéndose en una gesta
continental.
A su regreso de
Roma, Bikila fue recibido como héroe por el Rey de Reyes de su
patria, y recibió un anillo de diamantes (a cambio de su medalla de
oro) luego de un cortejo triunfal lo llevó al Palacio Imperial donde
recibió un Cadilac y una pensión vitalicia.
En 1961 corrió
varios maratones en Grecia, Japón y en la ciudad de Kosice, en la ex
Checoslovaquia: ………ganó todas las carreras.
El 31 de mayo de
1962, en Malmoe, Suecia, recorrió 20226 metros exactamente en una
hora. Después llegó la segunda parte del show: Bikila inició sus
ejercicios de recuperación apenas traspasó la meta. Otros habrían
caído rendidos al suelo. Pero él no era un corredor más, era
distinto. Bikila no era un trotador, como los fondistas antiguos. Él
corría y apuraba el paso, manejando y alternando el ritmo de una
manera envidiable por cualquier maratoniano.
En los meses
previos a la cita olímpica de 1964 en la capital japonesa, Bikila
fue acusado de haber formado parte de un complot militar, del que en
realidad nunca fue integrante.
Este supuesto, le
valió pasar meses en la cárcel, sin importar que se acercaran los
Juegos Olímpicos.
Por si fuera poco,
una peligrosa apendicitis atacó al corredor, por lo que tuvo que ser
operado apenas un mes y medio antes de la salida del maratón
olímpico.
Durante las noches
que había estado ingresado, salía a correr por los patios del
hospital.
Estamos a 21 de
Octubre de 1964, Olimpiadas de Tokio, nuestro héroe está en la
salida, pero esta ocasión competirá con zapatillas y medias
(utilizó unas, de la marca Asics…pero hay quien dice que Puma).
Utilizó la misma estrategia que en 1960, se mantuvo con los líderes
hasta el kilómetro 20, luego apretó el paso lentamente. En el
kilómetro 25 sólo le estaban aguantando el australiano Ron Clarke
y Jim Hogan de Irlanda. A los 30 kilómetros, Bikila le sacaba 40
segundos de ventaja a Hogan y dos minutos al japonés Kokichi
Tsuburaya que llego tercero. Hasta tuvo tiempo para tomar una bebida
que le ofrecieron. Cuatro años atrás, habia rechazado hasta el
agua. Esta vez, tenia mucho mas margen de superioridad. Cuando entro
en el estadio olímpico, mas de 75 mil personas aclamaron su nombre.
Su tiempo había sido 2:12:11. Otra vez había establecido una nueva
marca mundial. Se tomó su tiempo para posar para los fotógrafos,
para saludar, pero no hubo relajación…Era un atleta incansable.
Terminada la carrera aseguró que podría haber corrido diez
kilómetros más.
Se alejó un poco
de la meta y comenzó a realizar una rutina de estiramientos y
gimnasia de recuperación por más de 10 minutos, en los que realizó
abdominales y ejercicios pulmonares. El público enloqueció de
admiración por el muchacho etíope que había ganado dos oros
olímpicos de manera consecutiva, algo inédito hasta el momento.
Nuestro héroe había ido más allá de lo normal.
.
En los Juegos
Olímpicos de México 1968, Bikila padeció el efecto de una
lesión.
Pocos sabían que el doble medallista de oro salió a refrendar su título con una fisura en la pierna derecha, que se le complicó con problemas de rigidez y de circulación, a los que se sumaron la falta de oxígeno por la altura de Ciudad de México.
Pocos sabían que el doble medallista de oro salió a refrendar su título con una fisura en la pierna derecha, que se le complicó con problemas de rigidez y de circulación, a los que se sumaron la falta de oxígeno por la altura de Ciudad de México.
Pero los
aspirantes a la medalla dorada lo escoltaban como principal favorito
que era, y en eso estaban cuando un astuto Mamo Wolde empezó a tomar
la delantera.
Bikila abandonó en el kilómetro 17, cuando todavía era marcado por corredores que buscaban la victoria. Fue subido a una ambulancia y así terminó su tercera participación olímpica el más grande maratonista que hasta ahora ha existido.
Bikila abandonó en el kilómetro 17, cuando todavía era marcado por corredores que buscaban la victoria. Fue subido a una ambulancia y así terminó su tercera participación olímpica el más grande maratonista que hasta ahora ha existido.
En marzo de 1969
la grandeza deportiva de Bikila fue opacada cruelmente por un
accidente automovilístico, cuando luego de esquivar a un grupo de
estudiantes perdió el control de su coche, chocó y fue expulsado
del mismo.
Durante ocho meses
fue atendido en un hospital de Londres, del que salió paralítico y
en silla de ruedas.
Su última
presencia en público fue en las competiciones deportivas para
minusválidos y en los Juegos Olímpicos de Münich en 1972, donde el
público lo recibió con mucho respeto.
Enfermo, con sus
piernas muertas y su triste sonrisa, Abebe Bikila, el mejor
maratonista del mundo y primer ídolo de África, terminaba su ciclo
en la tierra.
Una hemorragia cerebral acabó con su vida el 25 de octubre de 1973, cuando sólo tenía 41 años.
Una hemorragia cerebral acabó con su vida el 25 de octubre de 1973, cuando sólo tenía 41 años.
En su país, más
de 65.000 personas y el emperador Haile Selassie I despidieron al
considerado Héroe Nacional de Etiopía.
Los hijos de Abebe
Bikila le dedicaron en 1996 una biografía titulada “Triumph and
Tragedy” (Triunfo y Tragedia).
El atleta etíope
recibió la Orden Olímpica a título póstumo en 1984.
Bueno espero que
os haya gustado y emocionado. Para presentar esta entrega, he tenido
que buscar en Internet y es curioso que dependiendo de la fuente, la
historia se cuenta de otra manera. Por ejemplo, la marca de
zapatillas con la que compitió en Tokio…¿fue Asics…. hay quién
dice que fue Puma? Por lo tanto espero la comprensión de todos, ante
un posible “error”…
Como habéis
visto, su vida como héroe, duró menos de 13 años, ya que cuando
participó en Roma tenían 28 años y se murió con 41 años.
Ya estoy pensando
en mi próximo personaje……..alguna sugerencia...
miércoles, 25 de abril de 2012
Crónica de un Maratón (1ª
PARTE)
Es curioso que después de terminar
esta carrera, sólo tengo ganas de correr. Mis amigos me decían que
después de acabar una carrera de 42 km, sólo se siente ganas de no
volver a correr en mucho tiempo pero, algo me llena y me hace
sentirme orgulloso de lo que puedo llegar a hacer.
Por eso quiero empezar, diciendo que
estaba muy equivocado sobre lo estúpido que es recorrer una carrera
como la Maratón, en ella se siente todo lo que es el deporte, mucho
compañerismo, fuerza de voluntad, amistad que es algo que me gusta
mucho, más fuerza de voluntad, esfuerzo, mucha más fuerza de
voluntad y sobre todo ganas de correr.
Tras mucho esfuerzo, la gran carrera
está a la vuelta de la esquina. El viernes por la tarde, voy a
buscar el dorsal. Me encuentro con amigos, con los que bromeo sobre
la posibilidad de hacer un tiempo o otro y lo complicado que es
recorrer 42 km. Me encuentro con Álvaro, que me recuerda que tiene
mucho dolor en su rodilla izquierda y que sólo viene a buscar la
camiseta ya que pagó la inscripción. Le animo y que cuento que yo
también estoy con ese mismo problema desde antes de la Vig-Bay, pero
que voy a correr. El se anima y me dice que sí voy yo, el también
se apunta. Deciros que llegó al final, llorando y de la mano de sus
hijos. Inma me dijo que estaba muy emocionado.
El sábado por la mañana nos vamos con
los chicos del club a las II Xornadas Deporte Galego Escolar, con una
mañana de perros y con poco descanso, ya que tenemos que estar todo
el tiempo de pié.
Por la tarde me la paso sentado viendo
la tele, ya hacía tiempo que no calentaba tanto un sillón. Engraso
los rodamientos de la rodilla derecha, con voltarén y me ceno arroz
en abundancia, con el fin de cargar las pilas. Me voy para cama.
El domingo me levanto a las 6:00, la
hora me la sugiere Jesús, con el que quedo a las 7:15 en casa
Paquita. El desayuno como siempre, café con leche con tostada y zumo
de naranja. Me acuerdo que Jesús desayuna cereales y como el corre
que se las pela, los decido añadir a mi dieta, no vaya ser que tenga
razón. (por el resultado que alcanzó al final, debe tomar otra
marca de cereales).
Con poco tráfico nos vamos hacia
Coruña, aparcamos en plena Puerta Real, donde nos encontramos con
Alberto y su mujer, con los que vamos a tomar un café y a liberar
líquido.
Calentamos un poco y nos vamos a sacar
una foto de equipo a un sótano-aparcamiento.
Ya con el nerviosismo en el cuerpo nos
vamos hacia la meta, donde nos vamos separando en grupos de acuerdo
con las expectativas de cada uno.
Crónica de un
Maratón (2ª PARTE)
Son las 8:30 y nos dan la
salida, no somos muchos y todo está tranquilo, salvo nosotros. El
tiempo parece que está variable, pero no demuestra lo que se nos va
a venir encima más adelante. En el primer grupo está Rober, Jesús
y Antonio que vienen con ganas de romper el crono.
Luego está un segundo
grupo formado por Alberto, Juan, Fernando, Carlos, Pedro, Javier y
yo, que llevamos la idea de rondar los 3:30.
Y nuestro tercer grupo
formado por Montse, Josecho, y Jorge.
Recordar a Mónica, que
ha realizado la travesía prácticamente sola, algo muy complicado
pero todas sabemos que va a tener muchas más carreras.
Recorremos los primeros
metros que nos lleva hacia el Orzán, pequeña subida y enfilamos el
paseo marítimo, ¡¡¡Dios pero que es esto...¡¡¡ nos dijeron que
esta carrera era plana.... era rápida... era... nos agrupamos,
formamos piña y a lo nuestro. Nos dirigimos hacia la casa de los
peces con vallas tiradas y otras que no consiguen guardar el
equilibrio. Nuestro lider nos va marcando la meta. No sé sí lo
hacía para quitarle importancia, pero Pedro va hablando, comentando
la carrera, se le nota tranquilo y como confiando. El tiempo se va
poniendo complicado, al viento se va sumando una lluvia, que después
de superar las esclavas y a la altura del estadio se convierte en un
fuerte granizo que nos viene a complicar el ritmo y el cuerpo.
Al ser un circuito con
idas y vueltas por las mismas calles, te permitía ver a los otros
corredores, animarlos y ser animado.
Algo nos llamó la
atención ya que habíamos visto al Etíope ir de primero en
solitario, pero como un loco y nadie lo seguía y de repente vemos a
dos corredores del Esprintes Ourense (Elías y Ramallo) que debieron
equivocarse ya que no sólo consiguieron adelantar al corredor de
color, sino que iban por delante del coche con el tiempo de
carrera...
En fin estos trazados
urbanos tiene esos problemas y más sí como ellos tienes que ir
abriendo camino.
Llevamos un buen ritmo,
por debajo de 5:00, es fenomenal, y en grupo la carrera se hace muy
agradable, puedes saludar a los otros corredores, a los que te
animan... Mis piernas piden guerra, tengo tendencia a tirar, pero el
grupo me dice que “amodiño”.
Los consejos que me han
dado, han sido muchos, ponerme vaselina en los pies, en los sobacos,
en las zonas nobles... ponerme un seudo-sujetador y sobre todo
beber...beber y beber... mi amigo José Antonio Varela, campeón de
maratón y sobre todo de Cross, tanto gallego como nacional, en su
categoría, me dejó claro que no puedo dejar de beber en ninguno de
los puntos de avituallamiento... es esencial... lo malo es que no se
me da muy bien hacerlo corriendo... pero...
Toca comer y para eso me
tomo mi primer gel, que por cierto me recomendó mi amigo José Luís,
lo he comprado en el Corte (sólo tiene ese-azul), me ha gustado, y
no me resultó empalagoso. Toca beber y nos vamos hacia Oza. Qué feo
es este sitio. Al llegar a la rotonda y volver, alguien abre una
puerta y notamos el viento de frente... en fin como estamos frescos,
no hay problema. Formamos un grupo fenomenal. Pese a que Juan nos
había cogido una buena ventaja, esta se iba poco a poco acortando.
Volvemos hacia Linares
Rivas, de repente somos un montón de corredores y muchos van a otro
ritmo, nos dicen que son los corredores del 10 km. Saludo a José
Luís que va como una moto, hizo un tiempo muy bueno visto el tiempo
que hizo 0:40, por los pelos no bajó de su barrera psicológica.
Por cierto al final quedó
de 51 en la general... se dice rápido¡¡¡¡. Aparece Alberto mi
vecino que la carrera no le ha salido muy bien y finalizó en 0:41.
Ya estamos en dirección
a la Marina, por ahora no hay mucha gente, pero comparado con Oza,
esto parece una verbena. Doblamos la rotonda de Puerta Real, con un
tiempo, fenomenal, 1:10, lo que nos alegra y nos anima ya que vamos
cumpliendo los tiempos. Ya sólo faltan dos vueltas...
Toca volver por el mismo
sitio, recta y vuelta a la derecha con una pequeña subidita que nos
lleva al infierno del Orzán, perece que el viento ha aumentado, las
vallas siguen cayéndose, procuramos agruparnos, pero es complicado.
Se me acerca la moto de la organización y reconozco a Ton, que me da
ánimos y me dice que las cosas se han complicado con el tiempo,
Tengo que agradecerle que durante toda la carrera, me haya motivado,
es un buen amigo. Pedro continúa con el control horario y con buen
ritmo. Es curioso que nos dijera que sólo iba a dar una vuelta...
demuestra estar como un toro...
Crónica de un Maratón (3ª PARTE)
Trotamos con el ritmo
establecido, en la cabecera va Alberto y Juan que se les ve muy
frescos, tengo la suerte de que Inma, y los niños aparecen a la
altura del edificio de Hacienda para animar. Hace viento pero
seguimos más o menos frescos. Pasamos por el kilómetro 18 y toca
beber, que es lo más importante. Voy alternando los líquidos, como
sólo he traído 3 geles, procuro tomar bebido isotónica, además en
vaso. Cuando subimos por las exclavas en dirección a la Rotonda de
la Avda de Labañou, ya las cosas no van muy bien para mí. Hasta
allí fui disimulando mi estado, protegiendo la rodilla, pero lo que
tengo no es una molestia... es un dolor.
Por culpa de la rodilla,
comienzo a trotar con zancada corta, para cambiar la forma de pisar y
darme un respiro, pero el gemelo de la pierna derecha, me dice que
como no la extiendo, se me empieza a subir...Pinta mal, pero con el
viento que hace me olvido un poco y veo que Alberto y Juan nos va
sacando metros. Al girar hacia la casa del agua, voy en tierra de
nadie, delante Alberto y Juan, a 20 metros y por detrás llevo al
grupo. Tengo miedo y decido pecar de conservador. Me paro hago un
pis, y aprovecho para animar y saludar a mi amigo Sambade, que se
sorprende y no entiende como estoy parado sin aparentes problemas. Le
digo que estoy esperando a los otros, pero por detrás las cosas no
van bien. Fernando está sufriendo mucho, deciros que esta semana se
vio sorprendido con un fuerte dolor de dientes, que le obligó a
tomar antibiótico...Espero y aparece Javier, Carlos y Pedro. Me
sumo, pero Pedro que es un campeón, nos dice que Fer va muy mal y
que se retrasa para ayudarlo, nos pide que paremos, pero Carlos dice
que sí para, ya no sigue y decidimos seguir pero a un ritmo más
lento.
Pasamos por la media
maratón con un 1:47, que no está nada mal visto como vamos, las
paradas y los problemas.
Aparece de nuevo Pedro
con respiración agitada, debido a lo que le ha costado enganchar con
nosotros y por lo que se ve, Fer viene atrás. Volvemos a corre
juntos, en dirección Puerto de Oza. Cuando salimos por Juana de
Vega, aparecen mi familia, dándome ánimos, estamos contentos y
hasta trotamos con otros corredores, con los que hablamos. Vemos los
que vuelven de Oza, que suerte, pero sólo estamos en el kilómetro
casi 23. Toca tomar el segundo gel, me lo tomo con la idea de que
esto me va a quitar todos los dolores. Más que un gel necesita un
paracetamol, pero... me lo tomo ahora, ya que coincide con el
avituallamiento, bebo bastante agua y pese a que no soy bueno en eso,
bajo el ritmo, los compañeros se me distancian, pero aprovecho todo
su contenido.
Ir hacia Oza, es igual
que en la primera vuelta, una tristeza, poca gente, y sí antes me
parecía feo, cuando dimos la vuelta en la rotonda me pareció el
peor sitio del mundo, ya que el viento soplaba de frente y todos los
corredores nos pegamos a la pared para buscar el mínimo resguardo.
Ya vamos con muchos
problemas, y el grupo va dividido. Quedamos Carlos, Javier y yo y por
detrás viene Pedro y luego Fer.
Mi familia vuelve a darme
ánimos e Inma comienza a ver que esto no es fácil. Mi trote va con
zancada corta y a un ritmo más lento. Da gusto corre, ya que hay
mucha gente y veo que nos anima todo el mundo. Miro a Javier y va
concentrado en lo que está haciendo, parece mudo, no dice nada de
nada, pero se le ve bien.
Carlos y yo vamos
saludando a la gente y dando gracias, mientras completamos nuestra
segunda vuelta, ya llevamos 28 kilómetros..........¡¡¡¡¡
Es el momento de confesar
que nunca he hecho más de 24 kilómetros en los entrenamientos y el
día que lo hice, fue combinando asfalto, tierra y por la arena
blanda de la playa... me llevó 2:14 minutos, pero eso no es
importante ya que hemos completado 28 kilómetros y me siento
bastante bien... bueno me duele la rodilla, el gemelo, tengo el
orgullo afectado ya que no me ha dejado ir más rápido, pero por lo
demás... bien.
A la altura de Cine Colón
hay una avituallamiento con trozos de fruta, veo manzana pero lo que
busco es plátano. Recuerdo lo que me dijo José Luís sobre el
plátano y cojo dos trozos, que están cortados en partes muy
pequeñas. Me los voy comiendo convencido de que con esto seguro que
mejoro y recobro las fuerzas perdidas.
Pasamos por Puerta Real
con un tiempo de 2:24... no está mal...incluso nos animamos...
además sólo falta una vuelta... esto está
chupado¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡
A la altura de Cine Colón
hay una avituallamiento con trozos de fruta, veo manzana pero lo que
busco es plátano. Recuerdo lo que me dijo José Luís sobre el
plátano y cojo dos trozos, que están cortados en partes muy
pequeñas. Me los voy comiendo convencido de que con esto seguro que
mejoro y recobro las fuerzas perdidas. Me sorprende lo fácil que es
comer y lo difícil que es beber... por cierto la gente fenomenal, no
paran de saludar y darme ánimos, a lo que yo asiento y intento
demostrar mi agradecimiento.
Pasamos por Puerta Real
con un tiempo de 2:24... no está mal...incluso nos animamos...
además sólo falta una vuelta... esto está
chupado¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡
Trotamos en dirección al
Obelisco, mi familia ya está aquí, al final no sé quien está
haciendo el maratón ellos o yo, aparecen en todo los sitios y hasta
corren conmigo...¡¡¡la verdad es que tengo suerte¡¡¡
Giro a la derecha por Rua
Nueva, la calle parece oscura, anuncia el preludio del infierno...Rua
Alta y allá vamos, el grupo ahora está formado por Javier, que pese
al viento mantiene la gorra en la cabeza...¡¡¡es todo un
ejemplo¡¡¡...¿será mudo?... y Carlos que mantiene el ritmo,
todos intentamos escondernos y taparnos del viento pero se hace
complicado. Vemos la Torre de Hércules, giramos y vuelta de nuevo,
volvemos a cruzarnos con Juan y Alberto, Sambade, Álvaro y tantos
otros que comparten con nosotros recorrido.
La rodilla derecha me
duele una barbaridad y lo malo es que de tanto apoyar la izquierda,
parece como si torciera el tobillo y me empieza a doler también...
para esto un amigo tenía una solución, te dabas un buen golpe en la
cabeza y este dolor hacía que ni te acordaras de los otros...¡¡¡lo
dejo para otro Maratón¡¡¡
Vemos a Pedro, a Fer que
sufriendo sigue en camino, a Jorge, Montse...no vemos a Mónica...lo
comentamos y nos preocupa ya que lo debe estar pasando muy mal.
Toca beber, a la altura
de el edificio de Hacienda y me freno un poco, y me tomo una vaso de
isotónica y además me llevo una botella de agua. Como sólo llevaba
tres geles, pues lo compenso con mucho líquido... además me los
tomo en la recta de Oza...al llegar a las esclavas, me imagino lo que
sufrían estas chicas, la esclavitud es algo serio pero lo mio y el
maratón ya empieza a ser obsesivo.
Me consuela que Carlos de
vez en cuando se queja y emite algún tipo de ruido. Javier en
cambio, impresionante, él a lo suyo.
Giro hacia la casa del
Agua, ya no somos tantos y todos parecemos menos capaces, se empieza
a notar el esfuerzo, creo que ya tengo los pies secos o eso parece.
Kilómetro 35. Me animo pensando que cuando pasamos por aquí hace
poco, estaba el suelo lleno de agua, llovía...granizaba...hacía
viento, en cambio ahora hasta parece que sale el sol... esto me
anima...además con lo que me fastidia mojar los pies...ahora está
casi seco...
Vemos a Pedro que va
haciendo marcha, con Fer casi pegado.
Por cierto, buen consejo
lo de poner vaselina en los dedos de los pies, pensé que iba a tener
una sensación rara, por resbalar, pero nada ni me enteré. Además
mi dedo gordo le tiene manía o se quiere mucho con el inmediato
inferior y me acaba generando ampollas...
Veo a Inma y a Pepe, me
dan ánimos y me dicen que ya falta poco, son
fenomenales...mintiendo...claro....
Ya estamos cruzando la
Plaza Pontevedra, seguimos los tres, estamos en el kilómetro
36...esto lo pienso ahora pero en el momento... estaba ya recorriendo
12 kilómetros más de la mayor distancia que he hecho en mi vida...
José Luis me vuelve a
esperar a la altura de Juan de Vega y me vuelve a preguntar (y ya van
tres veces) ¿Cómo vas? Esta vez ya no le miento...me duele mucho la
rodilla pero por lo demás bien... luego me confesó que estaba con
un amigo que es un buen corredor y que le comentó: Tú amigo va muy
limitado...
En la Casa del Mar, hay
un palco que en la anterior vuelta Carlos y Yo vimos a dos tipos...
como haciendo artes Marciales y ni dios les hacía caso, pero ahora
con una leve llovizna, sólo hay uno y no sabría decirte lo que
narices hacía...
La verdad es que debo
llevar pinchada tres de las cuatro ruedas, porque al motor le cuesta
tirar lo suyo... Kilómetros 37 y giro hacia Oza...saludo a mi amigo
Javier el Policia, el muy jodido me dice que tendría que ir más
adelante...y se rie... a estas alturas los chistes me
resultan...(mejor no digo nada que es poli y es capaz de multarme),
le doy las gracias, más o menos porque no puedo con el alma...
Avituallamiento, le digo
a Carlos, porque Javier ya ni caso nos hacía, que sí paramos y
bebemos tranquilamente una botellita de agua, mientras nos pegamos
una tapa de gel... me dice: “Manuel yo si paro ya no sigo” y con
esta sigue corriendo... y yo...
Crónica de un
Maratón (5ª PARTE)
Busco
mi último gel, que reservo para la última vuelta, se trata de un
“energy gel” 2x1 (gel + agua), tiene 25 gramos, es de la marca
aptonia (decathlon), ya lo he usado más veces, ya que me llevo
siempre uno para las medias, es de sabor franbuesa... me lo tomo
sabiendo que es un sustituto de una bebida isotónica, pero me
mentalizo que es como una inyección de energía que me va a impulsar
hacia la meta a velocidad de crucero.
Cojo
una botella de agua y casi parado me la bebo toda. Vuelvo a mi ritmo
y veo que Carlos me ha sacado sobre 50 metros. Me voy acercando a la
rotonda de Oza, la primera vez me pareció feo, la segunda más feo,
pero es que esta vez parecía fantasmagórica. Había como una
neblina y se veían como unos seres que se movían como
autómatas...somos nosotros, los supervivientes... parecemos zombies.
Giro
en la rotonda, me duele tanto la rodilla y voy a ritmo de cojo. El
viento consigue que reduzca mi velocidad, pese a que me pego a la
pared para intentar evitarlo. Veo que algunos corredores se van
colocando detrás mía para evitar el viento, pero voy tan lento que
deciden adelantarme. Visto lo visto, realizo la misma maniobra lo que
me ayuda a recuperar la distancia que tengo con Carlos. Poco a poco
lo tengo a tiro de piedra, volviendo a formar un dúo a la altura de
la Casa de Mar. Me empieza a invadir sensaciones de euforia, mi
cabeza comienza a mentalizarse de que llegar es cosa de más o menos
15 minutos... voy por el kilómetro 40, faltan dos km y poco, si voy
a 6:14, bueno ¡¡¡menos de 15 minutos¡¡¡
Veo
que Carlos va bastante dolorido con su gemelo, le digo que vamos a
llegar por coj...es... me animo, y parte de mis dolores parecen que
van pasando, tengo ganas de acelerar, de salir corriendo a todo gas,
veo que el sol vuelve a salir, cada vez estamos más cerca, vemos
Linares Rivas...recta, curva, recta y curva, otra recta y ya
estamos...
Le
digo a Carlos: “A que huele... él me mira... y le digo: A META¡¡¡,
Carlos... ya está ahí”, nos acercamos a Juana de Vega, veo a José
Luís que con cara de sorprendido... o orgulloso... o emocionado, me
dice a coro con Carmen, que ánimo, ya está hecho, ya está ahí la
meta. Lo vas a conseguir...
No
hay cosa mejor en la vida, que la amistad, los amigos... voy lleno de
energía.
Carlos
y yo pasamos del infierno al paraíso, hay un montón de gente, en la
Avenida de la Marina, que te saludan, te animan, parece que te
conocen, todos quieren que llegues... ¡¡¡sí paramos seguro que
nos pegan¡¡¡. Vamos corriendo y dando las gracias a todos esos
desconocidos.
Pasamos
por el último avituallamiento, esta vez no le hago caso a mi amigo
José Antonio y decido no beber ni comer nada... vamos como motos, el
cojea de una pierna y yo le acompaño con la otra, entramos en Puerta
Real, salvo las gaviotas allí todo el mundo grita... giramos y hasta
tengo que acelerar un poco para ir a la par de Carlos, veo a mis dos
“ratoncitos” Marta y Álex, me esperan en la entrada de la Plaza
de María Pita, me quieren dar la mano, les digo que no se
puede....... pero ellos me dicen que otros padres entraron con su
hijos.. Me quieren dar la mano y yo estoy deseándolo.... algo
impresionante está a punto de ocurrirme.
Pero....
al instante pienso en mi compañero de fatigas, no quiero excluirlo,
quiero también hacerle partícipe de este gran momento y le digo a
Marta que le dé la mano a Carlos, yo también se la doy y Álex me
la da a mí y entramos los cuatro emocionados y orgullosos de vivir
el final de esta una maratón que todos prometían fácil, rápida y
que al final...no fue así..... pero.... es que...pese a
todo..................
¡¡¡pues
que me encantó¡¡¡¡¡¡quiero repetir¡¡¡
Bueno
llegamos a la meta, veo a mi hermana y mi cuñado que parecían fuera
de sí, estaban orgullosos, no podían creerse que Manuel Ferreira
Varela, pudiera acabar una maratón, pero... ha sido así...
Entramos
en la zona de atletas y lo primero que hace Carlos es sentarse, yo
camino un poco y voy sintiendo como las piernas se van volviendo cada
vez más pesadas y empiezo a caminar cada vez con más dificultad. Me
siento, me levanto y veo venir a Inma, nos damos un beso y me dice
que enhorabuena, veo en su cara la emoción y admiración.
…....Resultado neto: 3 horas, con cuarenta y seis minutos y cincuenta segundos....
Estoy
como en una nube, saludo a todos corredores, familia, amigos... me
viene a la mente, los comentarios de algunos amigos sobre... que
cuando acabas una maratón, te prometes a ti mismo que no vuelves a
correr, pero es que a mí me ha encantado la carrera...lo tiene todo:
táctica: al establecer un ritmo previsible; compañerismo: porque es
una carrera para correr en grupo, por lo menos en relación a las
metas que yo me planteo; mentalidad: Tienes que estar convencido de
que vas a finalizar, estás preparado y vienes a correr para acabar;
entrenamiento: sin estar preparado es una prueba demasiado cruel, no
lo hagas, esta carrera exige un mínimo de preparación. Sacrificio
tanto antes como en la carrera...
Gracias
a todos los que me decían que esta prueba la podía hacer, me cansé
de preguntarlo y todos me decíais que sin problema pero con
“sentidiño”, gracias a la familia por animarme y aguantarme.
Gracias
a todo el club Atletismo Sada por ayudarme a preparme.
Gracias...
pero quiero más....
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